Apostillas a la ignominia en 30 horas de sesión

POR JOSE CARLOS DEPETRIS*

"La verdad adelgaza y no quiebra, y siempre andará sobre la mentira como el aceite sobre el agua”, dice acertadamente Miguel de Cervantes Saavedra. Y el tema de la doble moral en estos días aciagos se hace tan reiterativo que uno llega a aburrirse al palparlo tantas veces. Cotidianamente. Sin embargo, ¿podría ignorarse a las 142 personas con importante investidura que decidieron y acompañaron en la Cámara la desgracia para millones?
Se supone que son los receptores de las flamígeras, desquiciadas -y vulgares- opiniones y accionar malicioso desde la mas alta investidura nacional que ya están convencidos de antemano de esa línea predeterminada, acentuada coyunturalmente desde una vereda ideológica u oportunista enfrentadísima históricamente con el buen tino y sentido común de argentinos/as.

Visualizo – o ensayo apuradamente-, por lo menos, tres respuestas:

Una, con seguridad la más emocional, es que ante ese polo opuesto en que se desinforma, se mal informa, se miente descaradamente y se agrede con un desparpajo impúdico se les debiera contestar en forma simétrica a su barbarie. Si no fuera que para ello, también fuera necesario perder idénticos escrúpulos de los que han perdido aquellos que han campado en esas antípodas impopulares y entreguistas.

La segunda es que se trata de la batalla política, ideológica y cultural de siempre. La histórica. Desde Rivadavia o Mitre y no es bueno ceder un tranco de pollo en esta contingencia. Y que en todo caso no es cuestión de Ignorar, de dejar hacer con resignación sino de ser consecuentes al esfuerzo de oposición y reparación y de además, remar contra la corriente institucional palmo a palmo.

Y la tercera respuesta consiste en que, cualquiera sea el razonamiento que los lleva a tanto desatino y perversidad, ya atravesó ...¿todo límite?….Creemos que no. Suponen contar con mucho campo de orégano para galopar a sus anchas. No perdemos la expectativa de que se superen cada día a sí mismos batiendo sus propias marcas, a juzgar por sus posturas enconadas en la metrópoli, en la política “grande”. También aquí mismo, en la provincia y la ciudad lo sabemos. Y que se alimenta de una relación inversamente directa no ya con la ausencia de ideas y alternativas a todo nivel sino, más aún, con la idea obsesiva de que las cosas salgan así: Mal. Dolorosamente mal para el pueblo. Sin importarles la gente de la cual dicen dolerse.

El ensayista Jorge Alemán, al describirlos señalaba que “estamos ante un puro ejercicio sádico de identificación narcisista que, incluso se victimiza mientras hace todo el daño posible”. Y completaba que algún día se deberá considerar el nudo entre patología, subjetividad y política, para que las megalomanías payasescas hayan sido posibles y sostenidas por un consenso de votantes, que en ocasiones recientes limita con la locura social en sus aspectos más paranoicos. Entre ellos los que están al servicio de la mas pura y meditada conspiración. Y sobre esto, pruebas al canto recién salidas del horno: el resultado en Diputados y el posible en el mismo sentido en Senadores. Obviamente, un tema que dará mucha tela para cortar y al que debemos estar atentos. Porque el odio no es lo nuestro. No debe serlo. Porque nada se construye desde ahí. Al menos lo que deseamos construir la mayoría de los argentinos.…

* Historiador, escritor y ex presidente del bloque de concejales del Frejupa en Santa Rosa