Miércoles 20 de marzo 2024

¿Separatismo en Mendoza?

Redacción 16/12/2019 - 01.30.hs

Disimulado en el enorme caudal de noticias que trascendieron en los últimos días, un informe que debería ser mirado con atención se refiere al anuncio de un grupo de ciudadanos mendocinos que proclamaron "que no se sienten parte de nuestro país y quieren dejar de ser argentinos", según divulgara un portal de noticas cuyano. Las motivaciones para tan insólita postura radicarían en "el descontento que nos genera ver que Mendoza, una vez más, debe someterse a las decisiones que se toman en otros lugares, aun sabiendo qué acá las posturas políticas son muy distintas a las de Buenos Aires", de acuerdo a las palabras pronunciadas por uno de los impulsores de la idea.
En una primera y rápida lectura a semejante propuesta le caben muchos calificativos: insólita, risible; incluso desaforada, utópica o irracional. Para peor conlleva una clara concepción anglófila ya que, según los potenciales separatistas, el movimiento se denomina "Mendoexit", término que expresa un raro híbrido de español e inglés y que remite de inmediato a "Brexit" el fenómeno político que viene enfrentando muy duramente a los británicos con la Unión Europea.
Esta arenga separatista que hoy se conoce en Mendoza es probable que pueda reconocer como un antecedente a mano para sus aspiraciones los sucesivos actos de desobediencia cometidos por los gobiernos de esa provincia para con el Estado Nacional en lo que respecta al reconocimiento de la interprovincialidad del río Atuel, rebeldías que han llegado a ignorar resoluciones de la Corte Suprema de Justicia.
Con su seriedad, el caso no deja de admitir una mirada socarrona, sobre todo si se lo mira desde el costado puramente político-partidario. Es curioso, por ejemplo, que esta convocatoria haya trascendido justamente en los días en que se produce la asunción de un nuevo gobierno nacional de raíz popular y alejado de las ideas neoliberales. Vale recordar que, en situaciones similares las derechas conservadoras suelen reaccionar poniendo en marcha -con éxito en algunas capas de la sociedad- campañas que exacerban divisiones y promueven la secesión política o territorial. Entre muchos otros ejemplos de la historia contemporánea se pueden citar: Venezuela y su doble gobierno; Ecuador y la traición de sus autoridades electas; Bolivia y el separatismo santacruceño, que acabó con el gobierno progresista de Evo Morales y, más lejos, algunas ex repúblicas soviéticas y, por estos días, las reacciones de las clases medias y altas de Hong Kong contra China, claramente alentadas por las potencia occidentales.
Como se ve puede ver las veleidades separatistas mendocinas, aún en su desmesura, no deberían subestimarse pues podrían llegar a actuar como instancias políticas perturbadoras de alguna significación en determinadas circunstancias. Precisamente la declaración de los secesionistas de que "no nos interesa apadrinarnos con ninguna bandera más que la de la gente trabajadora que busca un cambio", aporta resonancias de antiguas experiencias fascistoides, preocupantes como para ser observadas con indiferencia.

 

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