Viernes 22 de marzo 2024

De bailar en Villa Germinal a Europa

Redacción 13/01/2019 - 01.03.hs

Baila, toca la guitarra, se expresa en inglés y recorre el mundo con su arte. Es otro pampeano de exportación, que participó en "Bailando por un sueño" y en "Stravaganza" y ahora actúa en cruceros por el Caribe.
MARIO VEGA
El joven habla tranquilo, con humildad, casi como si fuera el pibe que se fue a los 17 años a Buenos Aires detrás de un sueño. Se llama Marcos Beierbach (29), es bailarín, y en los últimos años tuvo una alta exposición porque le tocó formar parte del show televisivo de Marcelo Tinelli; pero además porque participó en la puesta de Stravaganza Tango con Flavio Mendoza, en dos períodos distintos. Pero además y últimamente bailó en el espectáculo Water in art Evolution, y ha tenido la enorme experiencia de presentarse en distintos escenarios de Europa.
Es hijo de Norma Beatriz Scheffer, Betty, profesora de danzas folklóricas en la Escuela 4, pero también en el CREAR; y de Juan Carlos Beierbach, quien durante años se desempeñó en el Hospital Lucio Molas, que trabajó también en el Servicio Penitenciario Federal (en la U.4 y la U.13), y además en Emepa durante 20 años.
Marcos tiene una única hermana, Gisell, que bailó en el grupo "Sentimiento"; tuvo además alguna pasada en Tango Folk con Aldo Andrada; y ahora lo estaba haciendo con el grupo de danzas de Luis Bedetti.

 

En cruceros por el Caribe.
Betty es la que, indisimulablemente, aparece como la más entusiasmada y satisfecha en la familia por la carrera que está llevando adelante su hijo, y se lo manifiesta a quien quiera escucharla con el orgullo que toda madre debe tener en este tipo de circunstancias.
Marcos, por estos días se encuentra participando de distintos cruceros en paradisíacas islas del Caribe, pero igual se hace un tiempito para el diálogo, en tiempos en que las comunicaciones resultan tan cómodas e inmediatas.
Gozando de las mieles de ser reconocido por su arte, el joven santarroseño "pasea" por el mundo, bailando y protagonizando diversos espectáculos, en tanto mira hacia el futuro y se ve -más adelante- instalado en alguna gran ciudad europea para seguir creciendo y desarrollándose en lo que hace.

 

Los inicios.
Lleva el baile en la sangre, y seguramente tiene que ver conque su mamá, Betty, comenzó a bailar de muy pequeña "con 'Piba' Lordi", en las clases de danzas folklóricas de la Escuela 4; y después se perfeccionó y se recibió de docente en el Centro Polivalente de Artes; y actualmente se desempeña en el CREAR.
Marcos hizo la primaria en la Escuela 6, y concurrió más tarde al Colegio Nacional y luego al Polivalente. Sus primeros pasos en la danza fueron en Tango Folk, cuando tenía nada más que 9 años. Siendo todavía un chico le tocó participar de un par de giras internacionales, porque viajó a México, y también a Francia con el grupo que conducía Aldo Andrada.
Siempre tuvo claro que el baile era lo suyo, aunque por supuesto al principio no se proyectaba en el tiempo pensando que alguna vez se iba a transformar nada más y nada menos que en su profesión... Simplemente bailaba.

 

A probar en Buenos Aires.
Pero también en forma permanente se quiso perfeccionar, y realizó distintos cursos de flamenco, jazz contemporáneo y otros ritmos. A los 17 partió para Capital Federal a probar suerte. Así se presentó a audicionar para el Teatro General San Martín y resultó seleccionado para danzas clásicas -que obviamente también le gustan-, y allí permaneció por algunos meses.
Más tarde se unió al grupo "Che Malambo", una agrupación que reúne a 15 bailarines en escena y realizan un espectáculo de danzas con la utilización de bombos y boleadoras, conjunto con el que viajó muchas veces a Francia y a otros lugares de Europa, incluyendo Mónaco -Principado de Montecarlo- entre varios países.
"Mi gusto por bailar viene desde que era muy chico... Mamá es profesora de danzas folclóricas y música -aún da clases en el CREAR-, y por eso puedo contar que yo estuve arriba del escenario desde su vientre... Después iba a los ensayos con su grupo y ya a los 6 ó 7 empecé a bailar", narra.

 

A los 14 años, de gira.
Por supuesto no había acto escolar en el que no tuviera que actuar; y posteriormente se incorporó al grupo "Sentimiento"; y cuando tenía nada más que 12 años Aldo Andrada le pidió a Betty que enviara a Marcos a ensayar. "Ya a los 14 años tuve mi primera gira, a México, y más tarde a Francia. Eso lo que hizo fue incentivarme más todavía, me llevó a tratar de conocer cosas nuevas, y pude observar bailes de otras culturas, y cuando volvimos quise tomar clases de otras danzas clásicas contemporáneas", expresa el joven.
Entre 2007 y 2014 se fue a Europa con el grupo "Che Malambo", y señala que "podría decirse que se trató de mi primer trabajo importante, para una productora de allá... hubo muchos viajes, varios años, y eso me cansó un poco, por lo que me volví a Buenos Aires", completa.

 

Show Match y Stravaganza.
De nuevo en el país surgió la posibilidad de una prueba -un casting- para Stravaganza, espectáculo que buscaba bailarines de tango y folklore, "y ahí conocí a Flavio Mendoza... Primero no me habían seleccionado, y fue frustrante, pero después como el elenco no estaba completo abrieron un nuevo casting y ahí fui... me presenté de nuevo y me tomaron", comenta.
"Fueron más de dos años y medio con Stravaganza Tango; y luego participé en el espectáculo Water in art Evolution, hasta que volví con Flavio a fines de 2015 y primeros meses de 2016. Cuando se terminaba la temporada y me quedaba libre surgió la posibilidad de otro casting: buscaban bailarines para Showmatch, y tuve la suerte que me eligieron entre 500 postulantes que se presentaron", dice con sencillez.

 

Ventana a la fama.
El show de Marcelo Tinelli podrá ser criticado por distintos motivos -incluyendo la cosificación de la mujer entre otros reproches frecuentes que se le hacen al programa-, pero es indudablemente una enorme vidriera para los artistas que tratan de aprovechar de la mejor manera esos minutos que pudieran llegar a tener. El que pase por allí tendrá su momento de fama, que después puede proyectar a alguien a ser figura en otros espacios, teatrales o televisivos.
En el caso de Marcos Beierbach tiene claro que para él fue un impulso en su carrera. En principio le tocó bailar con Ernestina País, pero cuando la conductora radial fue eliminada a la semana lo volvieron a convocar. Esta vez su compañera iba a ser Carla Conte -alguna vez ganadora del ciclo-, pero le tocó participar del "aquadance" con Lizzi Tagliani porque su co-equiper habitual tenía problemas en un oído. Con Conte consiguieron llegar hasta la semifinal de la competencia.

 

Bailando con Pampita.
Pero además el pampeano tuvo la suerte de ser el bailarín elegido para interpretar un tango con su coterránea, la modelo Carolina Ardohain, que en esos momentos integraba el jurado del "Bailando". Aunque Marcos -y su mamá sobre todo- afirman que resultó un baile improvisado, que Tinelli convocó impensadamente a la pista a Pampita, y la invitó a bailar con él. Lo afiatado de los movimientos, la exactitud de los giros y pasos, hizo pensar que hubo ensayo previo, pero Marcos lo niega enfáticamente: "Nada que ver... ¡de verdad surgió en el momento!", reafirma.
"Marcelo también me dio la oportunidad en el programa de bailar un tema de folklore, y por suerte parece que gustó mucho... Tanto Tinelli como su producción me trataron muy bien, y bueno... está en uno poder beneficiarse de esos momentos que te ofrecen para hacer lo tuyo, no inhibirte y aprovechar los minutos de cámara del que puedas disponer", cuenta.

 

A los barcos.
Después de esa experiencia tinellesca -aún cuando lo convocaron para volver al programa televisivo-, decidió darle un giro a su carrera, y comenzó a trabajar en los grandes cruceros. "No hago toda la trayectoria de los barcos, sino que me subo en un puerto determinado y estoy dos o tres días; me bajo en otro puerto y me subo a otro... todo el tiempo estoy cambiando de crucero", dice desde la paradisíaca isla de Barbados (Antillas), de donde habla vía watsap... "Sí, sí, claro que es muy lindo todo esto", afirma, y lo imaginamos sonriente mirando desde el barco porque esta vez no quiso bajar a tierra.
Sobre su "nuevo" trabajo señala que "es una experiencia distinta... cada barco es un mundo incomparable, y ahí nos encontramos con gente de todos lados, y la verdad es que es un placer porque son diferentes culturas, es enriquecedor y se puede aprender mucho si uno está atento", comenta.

 

Show multitalento.
Enseguida expresa que integra un grupo de tres bailarines y un músico "que hacemos una presentación que dura aproximadamente 45 minutos con un show que se puede definir como multitalento, porque bailamos, cantamos e interpretamos diversos instrumentos. Todo en un lenguaje folclórico, pero con un toque moderno para que sea más internacional, más accesible a públicos de distintos países. También hay mucha interacción con la gente... está bueno", completa.
Desde hace dos años Marcos anda de barco en barco, de crucero en crucero, y más allá que no se podrá negar que debe disfrutar -y mucho- de los paisajes maravillosos que puede conocer, se podría decir con cierta certeza que lo que más lo regocija es su trabajo... bailar, y vivir de lo que más le gusta.
"Ahora mismo, como contaba, estamos trabajando mucho en la zona del Caribe, pero también anduvimos por Canadá y Alaska, y tenemos buenas posibilidades de trabajar en Europa en el futuro", completa.

 

De Villa Germinal al mundo.
Se llama Marcos Beierbach, un chico de aquí nomás... que vivió de pibe con sus padres en el humilde barrio de Villa Germinal. Un muchacho que cursó sus estudios primarios y secundarios con chicas y chicos que hoy no podrán menos que asombrarse ante la incipiente fama de quien fue su compañero varios años atrás.
Quizás en aquel momento -cuando lo trataban casi a diario- no se daban cuenta que Marcos -con humildad, pero con determinación- un día iba a abrir sus alas para volar a recorrer el mundo... En eso está, y no debería extrañar que alguna vez las marquesinas expongan que está triunfando en cierta gran capital europea. Ese objetivo lo desvela, y seguro lo va a intentar... Para Marcos la danza es el sentido de su existencia, y es de esas personas que creen que el baile es el lenguaje oculto del alma. Es su forma de expresarse, de sentir, de vivir... Nada más, y nada menos...

 

"No me olvido de dónde vengo".
Suele suceder cuando llegan los buenos momentos, cuando las luces de los grandes escenarios le apuntan a una persona -sobre todo si es joven- que pueda sobrevenir el mareo de la fama incipiente, el agrandarse ante un éxito circunstancial. Nada de eso le pasa a Marcos Beierbach.
Hace pocos días, para las fiestas navideñas, estuvo en Santa Rosa, y mantuvo su bajo perfil, visitó amigos, disfrutó de su familia y volvió a irse, en silencio. "Siempre fue igual...", dijo uno de sus maestros en sus primeros pasos en la danza. "Marcos nunca quiso sobresalir. A él lo único que le importaba era bailar", agregó.
En un diálogo reciente el joven -desde el lugar de ensueño en que se encontraba-, no dudó en decir que "no me olvido nunca de dónde vengo. Siempre que me subo a un escenario, o estoy en un lugar distinto, miro para atrás. No me olvido del camino que recorrí para llegar hasta aquí. Me parece que eso revaloriza mi trayectoria, porque soy el propio juez de mis decisiones".
Y agrega: "Hago el ejercicio de mirar para atrás, y nunca dejo de recordar mi primer encuentro con la intención de comunicar a través del cuerpo, que al cabo eso es el baile", reflexiona.

 

Ir a Europa.
El artista baila, canta, toca la guitarra y utiliza muy bien el inglés. "Fueron cosas que fui adquiriendo con el tiempo, porque salir, andar por el mundo permite conocer otras culturas, crecer... Salir del país me abre las alas todo el tiempo y me ofrece la posibilidad de proyectar donde plantar semillas", sostiene.
Cuenta que por dos años más tiene la intención "de seguir actuando en los cruceros... Se gana bien, y claramente tengo ganas de conocer lugares nuevos, y para eso es algo que está muy bueno y le permite a uno relacionarse todo el tiempo con personas de distintas nacionalidades. Pero mi proyecto final es algún día poder instalarme en Europa, y allí desarrollar lo que hago. Es un objetivo que está ahí, y creo que lo puedo conseguir", afirma convencido.

 

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