Viernes 29 de marzo 2024

El estremecedor relato de Elena Alfaro desde París

Redacción 13/02/2011 - 00.49.hs
"Sí, juro por la verdad", afirmó Elena Alfaro desde París, sentada frente a una computadora conectada por internet con la sala de audiencias porteña interrogada por el presidente del tribunal argentino.
La pampeana Elena Alfaro, sobreviviente de "El Vesubio", uno de los centros clandestinos de detención más cruentos de la dictadura argentina (1976-83), cerró con su declaración la etapa testimonial del juicio que se le sigue a ocho ex militares argentinos por violaciones a los derechos humanos.
Elena Isabel Alfaro, de 58 años, compareció ante el Tribunal Oral Federal número 4 de la ciudad de Buenos Aires por videoconferencia desde la capital francesa en el marco del juicio abierto en febrero de 2010 contra ocho ex militares argentinos por violaciones a los derechos humanos. Lo hizo desde la sede de una ONG parisina por cuestiones de seguridad. En 1985 vino a la Argentina para declarar ante la CONADEP y su testimonio, además de ser uno de los más contundentes para desnudar la perversidad del genocidio argentino, fue uno de los capítulos más estremecedores del "Nunca Más".
Dos representantes del ministerio de Justicia argentino y el cónsul de Argentina en Francia, Miguel Angel Hildmann, asistieron a la "audiencia" parisina celebrada en la sede de la ONG CCFD-Terre Solidaire.
Refugiada desde 1982 en Francia, donde en 2006 fue distinguida con la Legión de Honor, la más alta distinción francesa, Elena Alfaro, arrancó su relato con el momento mismo en que fue secuestrada la medianoche del 19 de abril de 1977.
"Estaba en reposo por problemas del embarazo (...) Entraron violentamente y me sacaron en camisón, me metieron en un auto y me pusieron cinta adhesiva en los ojos", aseguró Alfaro que por entonces tenía 25 años de edad y era militante de izquierda.
Las condiciones de detención, las torturas y humillaciones y la llegada y salida incesante de detenidos en "El Vesubio", uno de los 600 centros de exterminio de la dictadura argentina, centraron el relato de Alfaro, que señaló como responsable de ese centro clandestino al coronel Pedro Alberto Durán Sáenz, uno de los principales acusados en este juicio.
Los otros siete represores que actuaron en "El Vesubio" juzgados por más de 150 secuestros y torturas y 17 fusilamientos, son los coroneles (retirados) Humberto Gamen y Hugo Ildebrando Pascarelli.
También están acusados los ex agentes penitenciarios Diego Salvador Chemes, Roberto Carlos Zeolita, José Néstor Maidana, Ricardo Néstor Martínez y Ramón Antonio Erlán.
"La llegada al Vesubio fue la pérdida de todo. Empezando por la pérdida de la identidad. Allí yo era O8", explicó Alfaro, obligada por la emoción a interrumpir su relato, antes de nombrar a los detenidos que vio durante sus siete meses en "El Vesubio", donde también desapareció su compañero Luis Alberto Fabri.
Por "El Vesubio", un predio dependiente del Ejército que funcionó en las afueras de Buenos Aires entre abril de 1976 y noviembre de 1978, pasaron unas 2.500 personas, la mayoría sigue desaparecida. Entre ellos figuran el escritor Haroldo Conti, el cineasta Raimundo Gleizer, el historietista Héctor Oesterheld y dos de los 18 franceses desaparecidos por la dictadura argentina, Francoise Dauthier y Juan Marcelo Soler.
Francia ha reiterado su respaldo a la política en materia de derechos humanos desarrollada por las autoridades argentinas desde 2003, pero no accedió al reclamo de Alfaro para ser parte querellante en este juicio como sí lo hizo Alemania.
Más de 30.000 personas desaparecieron durante el régimen militar argentino, según organismos defensores de derechos humanos.
"Estábamos todos golpeados, sucios, harapientos y muertos de hambre. El 23 de mayo (de 1977) nos llamaron uno a uno y nos llevaron a la cocina (...) Fue la última vez que los vi a todos", recordó Alfaro, una de las 75 sobrevivientes de "El Vesubio", al referirse a los detenidos que vio pasar durante su primer mes de secuestro.
Seis meses después era liberada y daba a luz a su hijo Luis Felipe. Testimonió por videoconferencia por "razones de seguridad", según CCFD-Terre Solidaire.
Más de 300 personas comparecieron en el juicio por "El Vesubio". El testimonio de Alfaro fue el último. En marzo comenzarán los alegatos que podrían durar dos meses, indicaron fuentes judiciales argentinas en Francia.

Torturadores en libertad.
Pedro Durán Sáenz, uno de los sujetos del sadismo, el jefe del centro clandestino, a quien Elena Alfaro llamó "todopoderoso", el que se regodeó con las violaciones y a quien su testimonio duro y crudo terminó de hundir como pocas veces había sucedido, estaba ahí, sentado frente a la pantalla, con la cara semidormida y pesada rebotando contra una pared. Y peor: si Elena Alfaro hubiese declarado en Buenos Aires podría haberse cruzado con él en uno de los pasillos de Comodoro Py durante los intervalos: como sucede con los otros dos militares acusados, el jefe de El Vesubio está en libertad -como recordó ayer uno de los abogados-, está excarcelado por las garantías del debido proceso. El juez Daniel Rafecas puede detenerlo por las pruebas de Vesubio II, pero no lo hace. Afortunadamente, Elena Alfaro no se lo cruzó, porque se quedó en Francia. (P/12)

 

La violación.
Durán Sáenz era el jefe de "El Vesubio" pero en ese momento dormía en el CRI (Central Reunión de Inteligencia) en La Tablada. Elena Alfaro pasó a ser parte de sus propiedades. El 20 de junio era feriado, pero él no se fue como hacía todos los fines de semana a escuchar misa y ver a su familia: "Ese 20 de junio no se fue, yo estaba en la jefatura con Elsa, me dijo que preparara algunas ropas, me iban a trasladar, y me mete en un auto, me lleva al Regimiento de La Tablada, a su cuarto, me viola, me deja todo ese día atada a la cama".
La dejó sin comer ni beber, atada a la cama. A la noche, dos de los guardias la devolvieron a El Vesubio. A fines de octubre, el embarazo estaba a término.
En su testimonio ante el Tribunal, Elena Alfaro pidió esta semana que se declare delito de lesa humanidad a la violencia sexual hacia las mujeres.

 

El relato del horror.
La periodista Alejandra Dandán, que cubrió el testimonio de Alfaro para Página 12, citó en su columna algunas de las frases más estremecedoras de la pampeana ante el tribunal:
-"Ellos ya se habían dado cuenta: yo estaba embarazada de cuatro meses, señor presidente, mi embarazo era notorio, pero el sadismo era violarse a las embarazadas".
-"En los campos vimos lo que no tenía que verse, y el traidor fue fabricado adentro de los campos: eso es lo que pasó, señor, si vamos a decir la verdad, que sea esa."
-"Me llevan a sala de torturas, escucho los gritos terribles de todo el mundo, porque ahí había diferentes salas", dijo. Desnuda, atada de manos y piernas, la picana. Le hicieron ver las torturas de Luis Fabri, su compañero y padre de su hiijo, y a él las suyas: Luis estaba destrozado, dijo, "la cara hinchada y las encías sangrantes, lo atan a la misma cama conmigo, ahí pudimos hablar".
-"El castigo más terrible era cuando alguno no cumplía las reglas -dijo-, había palizas para todos, y en un lugar donde la vida estaba totalmente desarticulada, si nos odiaban todos los días, vivíamos sumergidos en el odio." Era el comienzo de la despersonalización, el momento en el que empezó a ser "O-8".
-"Esto quiero englobarlo en un pensamiento -dijo-: no fue por azar, tuvo que ver con una ideología bien determinada que permitió este tipo de genocidio, como por ejemplo buscar un lugar aislado donde estábamos separados del exterior: nadie podía ver de afuera ni nosotros el exterior."

 


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